¿ Por qué aspiro a presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ?

Un liderazgo visionario, experimentado y conciliador para una época de crisis.

América Latina y el Caribe (ALC) enfrentan el mayor desafío de su historia contemporánea: una crisis sanitaria, económica y social de enormes proporciones ocasionada por la pandemia del COVID-19. Esta crisis amenaza con revertir importantes logros en materia de desarrollo económico y humano, y profundizar brechas y vulnerabilidades existentes antes de la pandemia, tales como el débil crecimiento económico, elevados niveles de informalidad, una persistente desigualdad, y una baja productividad, entre otros.

Crisis pasadas han resultado en “décadas pérdidas” para ALC. La historia, sin embargo, no tiene por qué repetirse. Con liderazgos visionarios y un renovado espíritu de diálogo, cooperación y concertación, la región tiene el potencial y la resiliencia necesarios para construir una próxima “década de oportunidades” que siente las bases de un desarrollo dinámico, inclusivo, verde e inteligente. Para cumplir esa importante tarea, los recursos técnicos y económicos del BID serán cruciales. Aspiro a su presidencia ejecutiva porque creo tener la visión y las capacidades que los tiempos demandan.

He dedicado mi vida profesional a impulsar iniciativas de desarrollo. Lo he hecho desde la academia y la investigación, pero sobre todo desde altos puestos de toma decisión. En todos los cargos que he ocupado, he sido consistente en la promoción de políticas para fortalecer la democracia, la libertad, la integridad y el estado de derecho; para promover mercados dinámicos, competitivos e integrados a la economía global; para proteger a las personas más vulnerables y construir oportunidades para la inclusión social; y para atender de manera responsable los desafíos del cambio climático.

La decisión de quién presidirá el BID en los próximos años es una de las más importantes en el plano regional, que los gobernantes de ALC y nuestros socios regionales y extraregionales, tienen ante sí. En este momento crítico se requerirá de un liderazgo visionario, experimentado y conciliador, como el que ofrezco. Un liderazgo probado y capaz de comprender los delicados balances que hacen posible avanzar hacia el desarrollo integral de las naciones, con demostradas credenciales democráticas, con conocimiento amplio y profundo de los problemas e instituciones de la región, con capacidad para la toma de decisiones al más alto nivel ejecutivo, y con habilidades para movilizar recursos y concertar posiciones para solucionar los grandes problemas que aquejan a la región.

El momento crítico que vive la región requerirá de un liderazgo
visionario, experimentado y conciliador, como el que ofrezco.

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